Colombia : De bien en mejor hacia la PAZ (Editorial 146)

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  1. Introducción

“Colombia es terrible, pero Colombia puede ser también magnífica. Nuestro país ha sido terrible, pero nuestro país no es el peor hueco del mundo. No somos la escoria del mundo “ (Héctor Abad Faciolince al presentar su libro “El olvido que seremos”, Medellín 16-12-06). Colombia sigue siendo en el concierto de países latinoamericanos una nación que a pesar del fracaso doloroso y el presente desafiante lo apuesta todo por un futuro mejor!

 

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  1. Momentos del conflicto

En los años cincuenta Colombia vivió “la Violencia”, una guerra fratricida entre sus dos partidos políticos tradicionales (liberales y conservadores) con una dinámica destructiva que produjo miedo y desarticulación social que apenas comenzó a superarse con el Frente Nacional que pactó la alteración política de los partidos y sus prebendas durante cuatro períodos (1958-1974). Pero fue allí donde se incubó y fue propagándose la violencia guerrillera sobre todo en regiones campesinas, aupada por el castrismo cubano y el apoyo soviético.

Un segundo momento (años 70-80) lo vivió el país con el discurso de indignación  y el repudio abierto expresado por sectores de la sociedad frente a magnicidios de personajes nacionales y masacres o genocidios gravísimos perpetrados por las guerrillas. 
     • En un tercer momento (años 90) se trató de pasar del discurso a la movilización contra la violencia armada, a través de dos tipos de manifestaciones: uno, el de protesta ciudadana (paros laborales y cívicos, marchas y manifestaciones); otro, la participación en espacios públicos de análisis y denuncia (foros, cabildos abiertos, seminarios, comisiones). El Mandato por la Paz y la Democracia del 26 de octubre de 1997 puede asumirse como la mayor movilización, tanto en opinión como en peso político, que se haya registrado en Colombia por la Paz.

     •En un cuarto momento (años 2000) el país quiso pasar a una acción coordinada del Estado con las Ongs y fuerzas vivas, buscando salidas concretas a los problemas de paz, ya bien sentidos y detectados. Fue el momento de los acuerdos y programas, que vehicularan eficazmente la voluntad de concertación en el pueblo colombiano entre los diversos actores e intereses, tanto a nivel regional como nacional.

Un quinto momento (2002-2010) acabó por ´deslegitimar´ la pretensión de la guerrilla de llegar al poder por la vía armada, poniendo  políticamente la opinión pública en su contra. Momento en el que fue valioso el aporte de mediadores, ya aceptados por las partes y comprobadamente útiles en anteriores acuerdos, tales  como la Iglesia Católica y la Cruz Roja Internacional, así como el de muchos observadores y facilitadores internacionales que se ofrecieron.
Tras el fracaso del proceso del Caguán en el gobierno de A. Pastrana (que las Farc aprovecharon para engañar al país y fortalecerse), el gobierno colombiano bajo el presidente Uribe Vélez en sus dos períodos consecutivos (con apoyo de la voluntad popular y ayuda del Plan Colombia, en buena parte financiado por Estados Unidos) aplicó con mano fuerte una política contundente de Seguridad Democrática que si no alcanzó a liquidar militarmente a la guerrilla, la dejó diezmada y muy debilitada. (Remito a mi artículo “ El legado de Uribe” Observatorio de Política Internacional 08-08-2010).

Un famoso Manifiesto de intelectuales colombianos de diferente color político de años atrás, mantiene hoy todo su valor como juicio apreciativo respecto del largo accionar de las FARC y del ELN : "han demostrado en 40 años de accionar bélico su inutilidad para el país. No han sido protagonistas del cambio: no han tomado el poder y no han hecho la revolución. Ni siquiera han servido de catalizadores de la reforma del sistema".

Es decir, definitivamente pasó su “día” y perdió su “hora” histórica.

2.Razones o motivaciones del conflicto

La CHCV (Comisión Histórica del Conflicto y de la Verdad) surge de un preacuerdo dentro del  marco de conversaciones políticas sostenidas actualmente en La Habana entre las dos partes históricamente enfrentadas (Gobierno y FARC) que buscan el cierre definitivo de la confrontación armada mediante una salida negociada
Dicha Comisión no resultó de una decisión unilateral del Ejecutivo ni fue fruto de un pacto de élites. Quedó integrada por 12 intelectuales y expertos de diferentes ideologías y reconocida trayectoria en el país, que recogió un acumulado histórico valioso y una base memorial existente. Logró en el plazo fijado de pocos meses elaborar en casi 800 páginas 12 informes con dos relatorías que estuvieron a cargo de Eduardo Pizarro y Víctor Moncayo. Su aporte fue no solo el de un “consejo técnico de diagnóstico del conflicto” sino también una especie de “consejo técnico para la paz” muy pertinente y útil en esta etapa final de Comisión de la Verdad, cuando deben adjudicarse responsabilidades judiciales de los principales actores e incluyendo también las de las mafias locales, narcotraficantes, empresarios, personalidades y políticos. (Véase Jefferson Jaramillo Marín, Director del Departamento de Sociología de la Universidad Javeriana, Bogotá, autor del libro Pasados y presentes de la violencia en Colombia 1958-2011 y  dos excelentes comentarios  sobre el tema: “Comisión Histórica de La Habana: antecedentes y retos” (01 septiembre 2014) y “Las razones del conflicto colombiano” (12 febrero 2015) ambos publicados en diario El Espectador de Bogotá. Puede verse y oírse la Presentación hecha del documento por Iván Márquez, importante delegado de las Farc, para la Universidad del Valle, marzo 2015 www.you tube.com).
Recojo de la fuente mencionada algunos apartes.
“En términos generales, los doce comisionados apuntan a reconocer que la crisis social y política fue creando una confrontación bipolar entre los dos partidos tradicionales, situación que se acentuó ante el fracaso de la formación de los terceros partidos. En medio del camino, sostienen algunos de los analistas, la Guerra Civil  Española, entre 1936 y 1939, contribuyó a darle una connotación ideológica a las diferencias políticas, aumentando las condiciones de beligerancia entre unos y otros sectores enfrentados….
Hubo factores adicionales que agudizaron la crisis: la Revolución Cubana de 1959 y el contexto de la Guerra Fría después de la Segunda Guerra Mundial, que fueron  detonantes de un enfrentamiento entre el Estado y la insurgencia naciente...
Los distintos ensayos abordan hitos cronológicos para entender el conflicto colombiano. Por ejemplo, en enero de 1959, como una directa reacción al triunfo de la Revolución Cubana, el nacimiento del Movimiento Obrero y Estudiantil (MOEC), primera expresión guerrillera en el país. Posteriormente, en el contexto ideológico de la combinación de formas de lucha, en los años 60 llegaron nuevos grupos guerrilleros como las Farc, el Eln o el Epl…
Señalan el impacto que causó en Colombia, para bien y para mal, el sistema del Frente Nacional impuesto por los dos partidos políticos tradicionales. Con una particularidad ineludible: la prohibición para que el Partido Comunista ejerciera sus labores, en decisión que fue adoptada desde junio de 1954 por el entonces presidente Gustavo Rojas Pinilla…
Aunque puedan existir diferencias entre los investigadores sobre las causas objetivas de la confrontación, la cuestión agraria es determinante. En tal sentido, dentro de las recomendaciones no falta la insistencia en promover cambios en el uso y acceso a la tierra e incluso la revisión de un modelo económico que no ha fortalecido la equidad.
En casi todas las visiones del conflicto armado prevalece el reconocimiento de que el fenómeno del paramilitarismo fue otra de las razones primordiales para que la guerra se prolongara por tanto tiempo” (Para estos subtemas remito a mi cuidadoso recuento histórico “40 años. 1967-2007” en Observatorio de política internacional junio 6 de 2007).
Se reconoce que hay elementos que  agravaron el conflicto y permitieron su persistencia. El primero de ellos, el narcotráfico y sus distintas secuelas. En segunda instancia, el secuestro y la extorsión como dos conductas atravesadas a lo largo del conflicto armado. De igual manera, la precariedad institucional y el sistema político clientelista, son dos aspectos que requieren un análisis en profundidad porque también explican el nacimiento de expresiones ilegales para tratar de sustituir al legítimo Estado.
 El documento añade que hay enfoques adicionales a los de la Comisión. Por ejemplo, entre los militares retirados hay quienes quisieran elaborar su propia visión sobre el conflicto armado.

    3.    Un decantado proceso de paz

Un proceso de paz es siempre complejo y delicado, requiere de un "tempo" apropiado, de momentos oportunos para la movilización de ideas, de voluntades, de soluciones y arreglos. Basta repasar lo que ha sido el desarrollo laborioso de importantes procesos de paz en el mundo. Unos han sido exitosos tras mucho tiempo (como fueron los de El Salvador-Guatemala, Bosnia-Serbia, Irlanda del Norte, Sri Lanka). Otros dispendiosos y difíciles pero llegaron a buen término (en Filipinas y en Nepal), Hay uno más apenas comenzando en Birmania. Y persiste el  inconcluso y enredado  entre Israel y Autonomía Palestina.
Dos hechos que propician el nuevo intento para un acuerdo estable de paz.

El antibelicismo mundial es un ingrediente que lo favorece.  Colombia no puede ser ajena al clima antibelicista que se respira a nivel mundial. Tanto el tiempo internacional como el nacional corren actualmente en contravía de los actores armados no estatales. Tras los atentados terroristas de Al Qaeda el 11-S del 2001 y la reciente sensata salida de las guerras que EUA se había buscado afuera -o inventado según algunos (casos Irak, Afganistán y otros grupos armados de subversión)- existe a nivel mundial un clima de “cero tolerancia” hacia la violencia armada como recurso de acción política. La muerte como argumento para imponer un proyecto de sociedad ya no tiene cabida en un planeta que reclama tolerancia, aceptación de la diferencia y una resolución pacífica de los conflictos. George Bush y Osama Ben Laden pasaron a la historia como dos antihéroes en un mundo sediento de paz. Ante este nuevo panorama internacional, los riesgos para los grupos guerrilleros colombianos (FARC, ELN) son simple y llanamente dramáticos para no llamarlos suicidas si quisieran insistir en dicha vía.

B) El hecho todavía reciente durante la presidencia de Andrés Pastrana del gigantesco fracaso de un proceso de paz en el que el gobierno entregó a las Farc un inmenso territorio (Caguán), incluida la soberanía sobre él, a cambio de una ilusa y engañosa promesa de pacificación que resultó en nada; más aún, fue  contraproducente para el país, se asume hoy como una gran lección que debería aprenderse.
Para esta nueva negociación ha habido una cuidadosa estrategia que se la ha seguido con firmeza y sin concesiones. Ha sido liderada por Sergio Jaramillo, el asesor de seguridad del Presidente Santos -en continuidad y empalme con el anterior asesor del presidente Uribe, Frank Pearl quien había iniciado contactos en Noruega. Se acordó previamente entre el gobierno y las Farc una agenda  acotada a temas limitados y con el fin explícito de poner fin al conflicto armado. A saber 1) conversaciones en el exterior, sin despeje ni concesiones territoriales, que consiguieron mantenerse en secreto por varios meses y negociaciones con igual carácter. 2) una fase solo de negociación a la que seguirá la implementación de todo lo acordado. 3) un puñado de facilitadores internacionales escogidos por las partes. 4) blindaje frente al ruido mediático. Elementos, que muestran que se está ante un proceso cuidadosamente sopesado por sus diseñadores y seguido fielmente por sus ejecutores. La nueva agenda indica, a primera vista (para evitar suspicacias y en contra de lo que anhelaba Manuel Marulanda “Tiro fijo” iniciador de las Farc) que no se trata de tumbar el edificio Colombia para construir uno nuevo, sino de hacerle unos ajustes conservando la misma estructura consagrada en la Constitución de 1991.

4. Los grandes temas de acuerdo

Son 5 los grandes temas del diálogo y del acuerdo inicial. Cuatro de ellos ya convenidos tras 163 sesiones de diálogo y discusión entre las dos partes (2 años y medio).
              1. ‘Política de desarrollo agrario integral’
        Era uno de los problemas-clave agitados por la insurgencia desde años atrás. Y en el que se logró acuerdo que sorprendió a muchos. El gobierno Santos tenía un trabajo muy avanzado en la materia, con el proyecto de “Ley de Tierras y Desarrollo Rural” que su ministro de Agricultura Juan Camilo Restrepo venía  trabajando desde 20 meses atrás y en el que han participado prácticamente todos los que tienen que ver con tierras en este país, incluidos sectores afectos a las Farc (Programa Agrario de las Farc 1964). Alguien que estuvo en los diálogos del Caguán le dijo a la revista Semana: “En ese entonces sobre lo agrario el gobierno no tenía nada y mucho menos algo tan elaborado como lo que ha venido haciendo este gobierno en estos años”.
        2. ‘Participación política’
        No era fácil espantar el fantasma del exterminio de la Unión Patriótica, partido popular que  nació tras los acuerdos de La Uribe en 1984, que tuvo éxito electoral  en su primera incursión electoral en 1986, y que fue liquidado por la ‘mano negra’  del narcotráfico que le asesinó a sus dos candidatos presidenciales, Jaime Pardo Leal y Bernardo Jaramillo. Pero los tiempos han cambiado con la liquidación del cartel de Pablo Escobar en Medellín y la entrega de grupos paramilitares al gobierno de Uribe. El actual Acuerdo una vez firmado garantiza todo tipo de derechos y garantías para que los nuevos movimientos que surjan puedan aspirar a cargos públicos y ejercer la oposición política. Está abonado el terreno para pensar que han quedado atrás épocas del bipartidismo excluyente y de intolerancia política. Por otra parte, si las Farc dejan las armas, no habrá ya combinación posible de ´formas de lucha´. Lo que está por verse es qué entienden las Farc por participación en política y si aspiran todavía a un tipo de esquemas de circunscripción especial o a alguna otra novedad electoral más allá de las previstas hasta ahora.
     El Marco Legal para la Paz aprobado por el Congreso de la República en junio de 1912 era ya un paso gigante porque preparaba la aplicación de la Constitución para esta negociación con la guerrilla.  En particular en lo referente a las deudas con la justicia, deja claro que los guerrilleros podrán ser beneficiados con el ´principio de oportunidad´ (que no los investiguen) o con suspensión de la pena. Sin embargo, no podrá haber amnistías o indultos porque, entre otras cosas, el Tratado internacional de Roma no lo permite. Todavía está pendiente el trámite de la Ley Estatutaria en el Congreso, que definirá a cuáles guerrilleros se judicializa y cómo (los beneficios no se pueden dar a quienes hayan cometido delitos de lesa humanidad de manera sistemática), y quiénes podrán participar en política.  Hay un camino ya andado que favorece a las Farc pues en su caso se podrá ya hablar de "delito político", algo que no estaba contemplado antes como delito penal. Los buenos y acuciosos jurisconsultos colombianos ya han logrado que se adopte la distinción entre “justicia transaccional” (terreno negociable en el que no se incurrirá) y “justicia transicional” (terreno en el que la aplicación de las leyes a los casos individuales pudiera ser ajustada con flexibilidad a la talla y medida de los favorecidos por el Acuerdo de Paz siguiendo el criterio de la famosa epikeia de los griegos). El presidente Santos se ha adelantado a prometer que no pondrá su firma a decretos de “extradición” de guerrilleros firmantes (asunto que deberá acordar políticamente con los EUA).
3. ‘Solución al problema de las drogas ilícitas’
                               No era posible una mesa de diálogo con las Farc sin tocar este tema. Que es candente y batallón. Pero el país no puede creer que este problema se puede resolver por completo como bien le parezca o convenga a Colombia. Es un problema mundial en el que convergen gigantescos intereses de muchos países y métodos opuestos de atacarlo en sus raíces y consecuencias, que deberá ser acometido por la ONU en todas sus dimensiones. Pero se afrontó, en parte, y las Farc aceptaron su responsabilidad respecto de terrenos de siembra y cultivo, laboratorios de procesamiento propios, dejación de sus caminos de distribución y comercialización mundial. Algo que parecía inaudito pues ha sido su fuente principal de multimillonaria financiación.
                        Pero advertimos que para el manejo inmediato de este problema hay coincidencias entre las dos partes sobre una eventual política de cierta “tolerancia”.  Tanto las Farc, en un comunicado del año 2000, como el presidente Santos en algunas declaraciones a medios internacionales, se han mostrado proclives a la legalización de las drogas. Y dicha tendencia se va reforzando para Colombia con el ejemplo que están dando varios Estados de la Federación norteamericana y  países como Uruguay en nuestro continente.

4. ‘Víctimas y verdad’
      Estaba previsto que uno de los resultados del diálogo fuera la creación de una Comisión de la Verdad. “Resarcir a las víctimas está en el centro del acuerdo Gobierno Nacional–Farc”. Es otro de los reclamos claves del país y se refiere a las víctimas tanto de la guerrilla como de los paramilitares. Respecto de este punto también había ya terreno abonado con la “Ley de Víctimas y de Restitución de Tierras”. Y las Farc así lo han reconocido. En un video en enero de 2011, el entonces comandante de las Farc, Alfonso Cano, se refirió a esa ley como “un buen comienzo para la paz”. Y el gobierno Santos ha comenzado ya a titular cientos de hectáreas a familias campesinas despojadas a la fuerza de ellas. Y se ha comprometido a acelerar los fallos de restitución y entrega de tierras, incluidos baldíos de la Nación.
Y con el resultado del Informe CHCV (Comisión Histórica del Conflicto y de la Verdad) ya conocido por el país el pasado mes,  están listos y casi elaborados los términos de consenso de las dos partes sobre este espinoso y delicado tema.
Queda pendiente como tema el acuerdo final de entrega de armas y cesación definitiva de acciones bélicas por parte de las FF alzadas en armas y de su correspondiente represión por parte de las FF Armadas del Estado colombiano en respuesta constitucional legítima en salvaguardia del orden democrático. Será la prueba concluyente de la sincera voluntad de paz de las Farc y de su efectiva y definitiva inclusión en la vida civil de la sociedad colombiana. Con ello se consumaría el cese total y permanente de fuego por parte de las dos partes en conflicto declarado.
 

          5. Nuevos factores favorables

        Una sucesión de episodios recientes pusieron en vilo el amplio deseo de paz del pueblo colombiano y suscitaron dudas respecto de seguir adelante con un proceso  ya aplaudido por la mayoría pero con reticencias sobre su manejo bajo algunos aspectos por parte de ciertos sectores de opinión no oficialista nucleados alrededor del expresidente Uribe quien conserva gran influjo político en el país. Pero todos han sido superados con rapidez y ayudado más bien a confirmar la cercanía de una exitosa firma del Acuerdo con todas sus consecuencias y nuevas exigencias venideras. Son tres que vienen a confirmar que sí hay “voluntad de paz” en las Farc y que cumplirán con lo acordado. Pues éste es el ´talón de Aquiles” de las Farc por su larga trayectoria criminal con mentira, engaño y desmedida ambición de lograr el poder por cualquier medio.

 

Episodio 1. Secuestro del Gral. Alzate
Episodio  que generó la primera crisis de la Mesa de La Habana, y que pasó a convertirse en la confirmación de que el proceso de paz es irreversible (Revista Semana Bogotá 22 noviembre 2014).
 Ocurrió el domingo 16 de noviembre de 2014 cuando el general Rubén Darío Alzate Mora llamó al Batallón de Infantería Manosalva para que le alistaran una lancha. Iba acompañado de la abogada Gloria Alcira Urrego Pava (mano derecha del oficial en proyectos que involucran a la comunidad  pobre del Chocó) junto con el cabo primero Jorge Rodríguez Contreras. Vestían de civiles, desarmados y sin chaleco de seguridad. Era el primer y único de un oficial de su rango en caer en manos de la guerrilla. El presidente Juan Manuel Santos actuó con contundencia pero con prudencia. Se reunió con los integrantes del equipo negociador del gobierno y les ordenó suspender su viaje a La Habana hasta que las Farc no liberaran a los secuestrados.
            Tanto el gobierno como las Farc demostraron capacidad política para darle un manejo adecuado a este hecho desafortunado, que aunque tenía una connotación explosiva se resolvió por los canales de la política y no de la guerra. Las Farc respondieron en forma constructiva dejando claro que su prioridad era salvar el proceso. El episodio sirvió para que el gobierno y las Farc demostraran que hay madurez en la Mesa de diálogo y que los mecanismos creados para resolver eventuales crisis, como la presencia de garantes de Cuba y Noruega, no son decorativos sino que funcionan en este tipo de impasses. Las Farc salieron fortalecidas de este hecho ´extraordinario´(no común) como lo calificó Pablo Catatumbo en rueda de prensa. Por primera vez en los últimos 20 años, esta guerrilla sacó a relucir su talante político, y subordinó la ventaja militar que podría obtener de este secuestro. De paso, demostró que aunque su delegación en La Habana no parece tener una fluida ni permanente comunicación con sus bloques y frentes en Colombia, sí tiene cohesión como organización y tiene jerarquía sobre sus combatientes. Tanto el comunicado que sacó el Bloque Iván Ríos, como el desarrollo de la entrega del general, demostraron que los guerrilleros están subordinados al Secretariado, cuatro de cuyos integrantes se encuentran en La Habana. Este episodio  resultó dándole oxígeno a un proceso de paz que se ha desarrollado de manera lenta y sin sobresaltos. Aunque las conversaciones van bien en Cuba, las mayores dificultades se han originado por el escepticismo y la indiferencia con que  los colombianos miran a las Farc. Por supuesto ningún gesto de la guerrilla convencerá a los radicales que repudian la solución negociada del conflicto. Pero sin duda, acerca a los escépticos (entre ellos el expresidente Uribe) y lima un poco la desconfianza profunda y natural que los colombianos tienen en los insurgentes cuando se trata de llevar a buen puerto un serio y definitivo proceso de Paz.
Episodio 2. Cese unilateral al fuego
            Las Farc sorprendieron al gobierno y a la opinión con el anuncio de que suspendían unilateralmente, es decir por su propia cuenta y riesgo, el accionar de las armas y de terrorismo. El presidente Santos respondió que era un buen gesto en la ruta de paz pero que el gobierno no desactivaba su obligación de velar con sus armas por la seguridad del país.  Pasados 50 días de no acciones de las Farc (aunque sí muchas del ELN celosos porque no acaba de entrar en el arreglo), el presidente comunicó que dejaría de bombardear los campamentos de las Farc, lo que equivalía prácticamente a aceptar un cese en común del fuego que cayó bien en la opinión pública,  la cual  se inclina pensar que cada día más se aproxima el anhelado fin del conflicto sobre la base de verdadera y efectiva voluntad de paz demostrada por  los contendientes.
Episodio 3. Desminado del país en tarea común
            Más de  10.000 víctimas entre los años 2002 y 2013 (soldados y policías, miembros de la misma guerrilla, niños y civiles de campos y poblaciones pequeñas) fueron muertas y lesionadas de por vida por un accionar más que demente de la guerrilla. El país pedía que se pusiera fin a este método de hacer “guerra” sembrando minas anti-personas y se iniciara en grande la eliminación de esta amenaza bajo tierra. Ejecutivo y Farc llegaron el pasado marzo a un acuerdo práctico de comisiones conjuntas en las que la guerrilla pondrá los planos e indicará los sitios donde yacen todavía las minas y el grupo élite militar ya existente con buena tecnología iniciarán la tarea -que se piensa puede llevar 10 años- de desminar todo el territorio del país.
Episodio  4. Cara a cara de FF Armadas- guerrilleros
            Las FF AA en Colombia tienen un largo historial de respeto constitucional, sin asumir ser deliberantes en el manejo político del país, sirviendo a los legítimos gobiernos civiles que se suceden, en su tarea primordial de dar seguridad interna al país y defender su soberanía. Tienen con muy acrisolada formación y larga tradición la conciencia de que constituyen la única y legítima defensa armada con que cuenta el Estado de derecho colombiano. Y como tal han venido sirviendo en estos 60 años de contienda bélica contra fuerzas desestabilizadoras de dicho Estado. Algunos presidentes del Ejecutivo las han consultado y mantenido informadas más que otros. Pero en la actual coyuntura tan decisiva para todo el país, el presidente Santos –por primera vez- se ´aventuró a convocar a los más altos jefes activos de la Policía Nacional y de las FF. Armadas (el almirante de la Armada Nacional y los cinco generales que de años atrás venían al frente de las regiones militares contra la guerrilla en el país). Ellos  –por servicios de inteligencia y control de llamadas- conocen bien y en detalle su ubicación, sus recursos en armas y personal, sus finanzas, sus colaboradores y tácticas. De acuerdo con los representantes de las Farc Santos los ubicó en La Habana durante dos días intensos en una mesa larga “tête a téte” para que dialogaran y acordaran los mejores mecanismos que faciliten la “entrega de armas”, completa, efectiva y supervisable, como último requisito para la firma final del Acuerdo. El equipo militar que viajó a La Habana estuvo encabezado por el más destacado oficial en materia de contrainsurgencia, el general Javier Flórez. Todo se llevó a cabo en forma civilizada y aun cordial como lo han subrayado los medios nacionales e internacionales, y permite concluir que la paz está “ad portas”.
            “El general español retirado Luis Alejandre, con años de experiencia en procesos de paz en Centroamérica, escogido por Noruega, fue testigo a finales de la semana pasada de esa jornada histórica en La Habana. Por primera vez, cinco generales y un contraalmirante colombianos en activo se veían cara a cara con sus viejos enemigos, los jefes de las FARC, en el marco de las negociaciones de paz que van para un buen final “( El País 11 de marzo 2015).

6. Refrendación por el mecanismo de referendo
        "Es recomendable mantener la templanza, controlar el desbordado apetito hacia una solución mágica y fomentar cierta dosis de escepticismo", escribió con sensatez Humberto De la Calle quien se ha desempeñado excelentemente como Jefe de la delegación del gobierno en estos diálogos de paz. La recomendación es sensata y debe aplicarse todavía con cierta paciencia porque hay detalles por convenir de reparación a las víctimas y cuál sea  la “justicia transicional” que se va a aplicar a los actores principales del conflicto armado y a algunos otros sectores de la sociedad colombiana por su participación activa  en él.
         Se han presentado varias propuestas para darle más apoyo y amplitud a la aprobación popular de lo acordado y firmado entre el Gobierno y las FARC (aunque la firma del Presidente Santos sería suficiente para darle validez al tratado) Se ha especulado y discutido sobre ellas. Pero parece hay cierto consenso por ser la vía más expedita y la forma más contable de la voluntad de los ciudadanos el someter lo acordado y firmado a un “referendo” tal como lo consigna el art. 103  de la vigente Constitución de 1991 y lo ha aanunciado ya públicamente el Presidente. Quizás convendría que previamente el texto sumario y claro sobre el que deba pronunciarse el electorado sea elaborado por un pequeña Comisión escogida por  la plenaria del Congreso como expresión que va a ser de la voluntad popular del país.

6. El postconflicto

           A juicio de uno de los mejores analistas políticos que tiene Colombia, Hernando Gómez Buendía, fundador y director del semanario Razón Política: “La transición será larga y difícil, pero del otro lado nos aguarda la normalización (casi diría que el descubrimiento) de la política esto es, la competencia por el poder sin matar a la gente. Entonces habrá espacio para la derecha civilista, para la izquierda democrática y para el centro pragmático, mientras que ambos extremos pierden protagonismo…Y entonces los problemas reales de la gente – empleo, educación, nivel de vida y oportunidades- serán el eje de las elecciones, los debates nacionales y las políticas de Estado…Será el fin de lo que bien podría llamarse “la prolongada anomalía colombiana”...Con todo eso  por fin habríamos “terminado el conflicto”, y quedaría pendiente la tarea de “construir la paz”. Llevar a cabo las reformas y acuerdos en materia agraria, política, de drogas, de víctimas y de justicia transicional. Erradicar la violencia social o criminal de los señores de la guerra y las bandas urbanas. Disminuir el gasto militar, redefinir los papeles de Ejército y Policía. Curar las cicatrices de una historia de barbarie para tener diferencias y acuerdos sobre el qué y sobre el cómo de sueños colectivos” (Razón Política 22 junio 2014).

Conclusión
                   Tareas difíciles que el gobierno, los ciudadanos todos y los recién insertados a la sociedad civil colombiana tendrán que asumir como la gran “reconstrucción” de un país que tiene recursos naturales y humanos, una voluntad imbatible de superar obstáculos con perseverancia, disciplina, mente imaginativa de la que viene dando muestras en áreas competitivas mundiales como el deporte, la lieratura, el arte, la música y el cine, el desarrollo económico, la política, la diplomacia y, para coronar, una miss Universo con Paolina Vega Dieppa. (Su respuesta al jurado que la escogió: “Somos gente perseverante. A pesar de cualquier obstáculo, seguimos luchando por lo que queremos lograr. Después de muchos años de dificultad, estamos logrando liderar diferentes escenarios a nivel mundial”-
                        En su discurso de posesión para el segundo período, del 7 de agosto, Juan Manuel Santos había aclarado que al proceso ‘le falta la fase más ardua y exigente’. Advertencia realista y más acertada  que la promoción de infundadas expectativas de corto plazo:
“La paz viene, pero no está a la vuelta de la esquina.
 Vamos bien, pero hay mucho trayecto por adelante”.

22-03-2015