Logo Enrique Neira

 

 

     

¿Qué pasó el 6 de diciembre?
Todos los países en su discurrir pasan por períodos difíciles de muy diverso origen y elementos dispares, que suelen ser simplemente coyunturales, pero a veces desembocan en grave crisis que exige cambio estructural.  Entiendo  por “coyuntura” la intersección en un momento histórico de procesos sociales que tienen la capacidad de alterar elementos estructurales de la sociedad en que se dan.
Y entiendo por “crisis” una coyuntura agravada, un proceso que exige cambio estructural. Quien abarque la historia de Venezuela de los últimos 57 años puede afirmar con fundamento que debido a un proceso agravado de ‘coyunturas’ (económica, social, ética y política) ) el país desembocó en una ‘crisis’ del sistema que llevó a la caída de la llamada IVª República en la que gobernaban Acción Democrática AD y el Partido social-cristiano Copei (1958-1999).

 

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). Hoy se han acumulado ´coyunturas’ (que duplican las anteriores y añaden otras nuevas atípicas) que no pueden menos que desembocar en una nueva ‘crisis’ que arrastra consigo la caída del régimen chavista (socialismo del siglo XXI) que logró estar vigente por 17 años.

*Remito a mi ensayo del Observatorio de Política Internacional (24-09-2011) que ya por entonces resumía la          crisis de la IV República (una mirada hacia atrás) y perfilaba la crisis venidera del régimen chavista (mirada    hacia adelante).
La estafa monumental del Chavismo
                Entre tanta literatura y periodismo nacional e internacional sobre lo que viene ocurriendo en Venezuela, destaco la entrevista que Alfredo Meza hizo a Leonardo Padrón venezolano  (nacido en Caracas 1959), ícono reconocido por el gran público como poeta, escritor de telenovelas y películas, presentador de espectáculos teatrales, cronista y conductor de un exitoso ciclo de entrevistas radiales. Con objetividad, honestidad y valor resume en el párrafo final de su entrevista, la actual situación venezolana (3 diciembre 2015).
            Pregunta:  El chavismo en sus inicios representó una mesiánica esperanza de cambio para la sociedad venezolana. ¿Qué representa hoy día?
            Respuesta:. “El chavismo se convirtió en una estafa monumental. Nos prometieron el paraíso perdido y solo nos han entregado ruina, miseria y violencia. Han sido los grandes gestores de una escuela de odio y resentimiento que ha cultivado los peores estamentos de la lucha de clases. Es una hazaña oscura haber convertido a una nación tan llena de recursos como Venezuela en la indigente de la región. Somos el mejor ejemplo de cómo una ideología trasnochada puede arruinar a un país petrolero en pleno siglo XXI. Nos hemos convertido en el capítulo más bochornoso de la historia política contemporánea de Latinoamérica. Pero pareciera que estamos a punto de iniciar el fin de la pesadilla”.
Inicio del fin de la pesadilla
El pasado 6 de diciembre, el pueblo venezolano se expresó tal como realmente es (valiente, generoso, arrojado, pero prudente  y calculador), capaz de grandes decisiones colectivas cuando está en juego la supervivencia individual, la de su familia, la de su país. “Sí se puede!” “La unión hace la fuerza!”. “Solos, caminamos más rápido. Juntos llegaremos más lejos!”. El electorado venezolano pensó bien y actuó con una voluntad política consecuente en el momento oportuno y constitucional. Que era la de una elección general, la cual aunque no todavía presidencial, sí tendría efectos innegables en la composición de la nueva Asamblea General de la llamada Cámara de los Comunes (que es la única prevista en la nueva Constitución política de Venezuela de 1991, aunque de ordinario las constituciones de las repúblicas democráticas consagran una segunda cámara alta del parlamento, designada Senado (de los mayores) para asegurar precisamente mayor control de los poderes públicos entre sí y sobre todo del Ejecutivo).
Ya en junio del 2015, serios analistas consideraban que la revolución socialista había entrado en un declive acelerado y la oposición por el contrario en ascenso indetenible. Los comicios sobrevinientes pondrían en evidencia una correlación diferente de fuerzas políticas
“La oposición la tiene clarita –expresaba Alonso Moleiro comunicador social - ella debe tomar el rolling, lanzar a primera y ganar el juego”, en lenguaje alusivo al deporte nacional, el béisbol. Cuestionó la estrategia del Gobierno: “Nicolás Maduro no es el hombre para esta crisis y está muy mal asesorado”. Y para Diego Urbaneja: “Si aquí se producen las elecciones parlamentarias, y hay una clara mayoría opositora en el voto popular, digamos 60-40 [en realidad fue del 112-55] eso crearía una nueva situación política en el país. No sé exactamente cuál es el efecto concreto de esa situación, pero todo el mundo, dentro y fuera, incluyendo a las Fuerzas Armadas, tendrá que tomar nota de que esa es la situación y esa es la opinión del pueblo venezolano”. Y la opinión nacional e internacional ha tomado nota.
El resultado final tras la más alta participación histórica en Venezuela del 74% de la población habilitada para votar en elección parlamentaria fue: 112 Diputados por la Oposición (Mesa Unidad Democrática) y 55 por  las listas del régimen. Resultado abultado e incontrovertible que superó todas las encuestas y los mismos cálculos tanto del gobierno como de la oposición. Resultado que fue anunciado por el CNE (Consejo Nacional Electoral) tras 6 y media horas de forcejeo una vez cerradas las mesas de votación (7 p.m.), entre el sumatorio aritmético que daban las 87 circunscripciones  ya escrutadas por todo el país y el intento de un muy prestante miembro del poder en ejercicio “partidario no solo del fraude, sino del golpe militar puro y duro” (Ibsen Martínez, “El regreso de la política” 07-12-15). Con artimañas, fuera de todo su aparato oficial y dinero el oficialismo había tenido éxito en elección anterior de 2011 -configurando a su amaño e interés las circunscripciones electorales de modo que el oficialismo obtuviera mayor número de diputados donde era minoritario en número de votos y viceversa, a la oposición se le redujeran sus diputados donde era fuerte-. Así se obtuvo un resultado claramente paradójico y contradictorio, pero persistente en la composición ventajista de la actual Cámara parlamentaria hasta este 6 de diciembre 2015.
Pero inesperadamente hubo una intervención clara, oportuna y tajante del Gral. Vladimir Padrino López, Ministro de Defensa quien parece transmitía un querer mayoritario del estamento militar en el sentido de hacer respetar la voluntad popular expresada en las urnas, cualesquiera que fueran los resultados y que así debían publicarse.
Al conocerse y reconocerse oficialmente por el CNE la realidad electoral, casi todo el país reventó en alegría y festejos, que duraron todo el día lunes 7 con ejemplar disciplina y tolerancia, sin que hubiera que lamentar hechos violentos  fuera de unos muy pocos pero controlados como fue la irrupción de un grupo de ´chavistas´ exaltados que interrumpió una mesa redonda de dos ex ministros del comandante Chávez  que parecía estaban aceptando  la ´derrota´y sus errores cometidos.
A mi juicio, vale la pena ponderar el carácter de la victoria, evitando una falsa interpretación.   
1º Fue primordialmente a favor del cambio completo de un régimen incompetente, que no gobernaba para todos los venezolanos sino para una minoría que giraba alrededor de los cargos principales (cuyos titulares se los trasteaba a conveniencia de un puesto a otro) y cuyos intereses inescrupulosos se favorecían a través de la ejecución autoritaria y distribución inequitativa de lo que fueron gigantescos ingresos petroleros durante los primeros 14 años del régimen (barril del petróleo por encima de 100 dólares americanos).
2º Pero la gigantesca victoria fue también un voto castigo -como se estila en todos los gobiernos donde puede haber  alternancia política- censurando el mal desempeño del que gobernaba y dando oportunidad a uno nuevo que promete algo mejor. Fueron muchos y graves los errores cometidos por el régimen del comandante Chávez, prolongados por sus reiteradas re-elecciones y asumidos con fidelidad ciega por Maduro (un heredero del poder pero no del carisma). Descalabros y errores persistentes tanto económicos como sociales, políticos, internacionales, y los desquiciamientos morales o de valores  que es lo más difícil  de reparar en la arquitectura cultural de una población.
Recomiendo sin rubor ni modestia el análisis consignado en el tercer artículo de                            mi ensayo “ Venezuela al límite. Los errores garrafales de Chávez” de hace 2 años                           (Observatorio de Política Internacional  09-12-13) y que reduzco a tres: -el haberse                                creído imperecedero el comandante, - el modelo de socialismo que adoptó para                                   implantar en Venezuela, - el rompimiento de la  democracia.
                   La arrogancia del poder
El Papa Francisco en reciente alocución acaba de hacer una fuerte denuncia contra la arrogancia de quienes detentan el poder (13 diciembre 2015), sin dar nombres de jefes de Estado como es el cuidadoso estilo en la avezada diplomacia vaticana y menos en boca del actual Papa cuya característica es la discreción y bondad con toda clase de personas sin excepción. Pero la coincidencia de fechas y sucesos hace pensar concretamente en los actuales casos de Argentina y Venezuela.
            Con maestría y en detalle, la misma denuncia la hacía, titulándola “la transitoriedad del poder” Héctor E. Schmaus, El País 12 diciembre 2015,Twitter @hectorschamis) aplicándola toda al reciente caso de Venezuela.
“La democracia se funda y se recrea en base a la alternancia, noción según la cual el poder no es propiedad de ningún partido, grupo, familia o persona. Por el contrario, es un recurso compartido colectivamente y transferible por medio del sufragio universal. Como tal, es transitorio y regulado por un conjunto de normas constitucionales”.
“Lo notable no es solo el autoritarismo sino la degradación institucional causada por la concepción patrimonialista del poder. Maduro y Cabello pierden los estribos porque su generosidad paternalista recibe la ingratitud como respuesta, bajo la forma de una inconcebible derrota. Rechazan la alternancia no por poseer una elaborada ideologia anti-liberal, sino porque están convencidos que el poder les pertenece por derecho. No piensan en el desafío de la sucesión política porque -según ellos- los bienes se heredan”.
El desmontaje del chavismo
Mario Vargas Llosa, premio Nobel, conocido por sus comentarios políticos sobre países latinoamericanos -todos excelentes debido a su cuidadosa información, objetividad, equilibrado análisis e insuperable estilo- ha dedicado el más reciente a Venezuela tras las elecciones del 6 diciembre. (“Venezuela libre”, 12 diciembre 2015, El País). Lo hago mío completamente.  Bien lo resume el editor, 1)ponderando los logros de la voluntad mayoritaria de los venezolanos (´Lo peor ha pasado´), pero previniendo, a la vez, 2) que la oposición ganadora mantenga inconsútil su unidad y no baje la guardia (´los zarpazos del régimen moribundo pueden hacer aún mucho daño´),  confiando en la neutralidad del Ejército para que el proceso sea pacífico. Copio textualmente algunos de su apartes. “El chavismo y su arrogante etiqueta ideológica (“el socialismo del siglo XXI”), han comenzado a desmoronarse luego de las elecciones del domingo pasado y la aplastante victoria de las fuerzas de oposición agrupadas en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Un viento de libertad corre ahora por la tierra venezolana, devastada por 17 años de estatismo, colectivismo, represión política, demagogia y corrupción que han llevado a la ruina y al caos a uno de los países potencialmente más ricos del mundo”.

“La oposición al Gobierno de Maduro cuenta con 112 diputados, dos tercios de la Asamblea Nacional, lo que en teoría le permite desmontar toda la maquinaria económica y política del chavismo, aprobar una ley de amnistía para los presos políticos e, incluso, convocar un plebiscito revocatorio del jefe de Estado. Pero es probable que, tal como ha propuesto Henrique Capriles, el más moderado de los líderes de la oposición, ésta proceda con cautela, consciente de que el problema más urgente para el pueblo venezolano es el del hambre, el desabastecimiento y la carestía de un país que tiene la inflación más alta del mundo y las mayores tasas de criminalidad (luego de Honduras) en América Latina”.

“Aunque, como ocurre siempre con las alianzas en el seno de una democracia, hay entre las fuerzas de oposición tendencias diversas, lo peor que podría ocurrirle a Venezuela en estos momentos es una querella interna en la MUD. Una oposición dividida sería un verdadero regalo de los dioses para el régimen chavista que, a consecuencia de la brutal derrota electoral que acaba de recibir, comienza a dar síntomas de divisiones y discordias internas..Lo peor que podría ocurrirle a Venezuela en estos momentos es una querella interna en la MUD”.

“La postura que adopten las fuerzas armadas será decisiva en los días que se avecinan…”
 “Hay que quitarse el sombrero y aplaudir con fervor al pueblo venezolano por su formidable gesta. En todos estos años, aun cuando parecía que una mayoría se había enrolado en la ilusión anti- histórica y retrógrada del chavismo, hubo venezolanos lúcidos y valientes que se enfrentaron con razones e ideas a las consignas y amenazas de un régimen que pretendía resucitar un sistema que en todas partes -Rusia, China, Vietnam, la misma Cuba- hacía aguas y discreta u ostentosamente renunciaba al estatismo y al colectivismo y viraba hacia el capitalismo (de Estado y con dictadura política, eso sí). Muchos de ellos fueron víctimas de atropellos que los privaron de sus bienes, empresas, empleos, que los llevaron a la indigencia o a la cárcel o al exilio. Pero lo cierto es que siempre hubo una oposición activa contra el chavismo que mantuvo viva la alternativa democrática en todos estos años, mientras el país se iba hundiendo en la anarquía institucional, se empobrecía y corrompía, y los niveles de vida se desplomaban golpeando sobre todo a los más humildes e indefensos. Millones de esos venezolanos engañados por la fantasía de un paraíso comunista abrieron los ojos y fueron a votar el domingo pasado contra aquel engaño. Ellos han dado la victoria a la MUD, es decir, a la cultura de la libertad, la coexistencia y la legalidad”.

¿Y ahora qué?
Es la pregunta inteligente que una muy apreciada amiga me hacía como a politólogo de oficio. Y es la que los analistas del país y de fuera nos estamos haciendo en estos días.
Son varias las medidas urgentes que debe y puede tomar la nueva Asamblea Nacional  a nombre de la voluntad popular dentro de sus atribuciones constitucionales. Ya la MUD (Mesa de Unidad Nacional) había adelantado mucho  la elaboración de un programa de gobierno,  con grupos de especialistas, de representantes de universidades, academias, líderes de partidos e independientes políticos, gremios de empresarios y sindicalistas, analistas de los aciertos y desaciertos del chavismo, consultas con asesores internacionales y teniendo en cuenta documentaciones pertinentes emanadas de la ONU, de organismos y tratados internacionales. Todo ello con su sello de unidad fundamental en lo esencial y pluralidad flexible e incluyente de ideas y propuestas viables para una buena gobernanza del país que es lo que espera tanto la opinión pública nacional como internacional a partir del 6 de enero de este 2016 como inicio de la recuperación de la dignidad por parte de la Asamblea y de una progresiva afirmación de libertades democráticas, sin sobresaltos que alarmen a los inversionistas y propietarios o alimenten una todavía mayor espiral inflacionista.
Son varias las propuestas que desde varios sectores se han formulado en las que debe imponerse una jerarquización de prioridades en base a lo más urgente (atención de alimentos y medicinas a niños, enfermos, mayores de edad), recuperación de libertades fundamentales políticas (medios de comunicación y transparencia de información que llegue a todos, libertad de todos los presos políticos  para que los opositores ayuden a democratizar el país..), y con base en lo más sano para todo el país (cambio a la moneda única, libre comercio con la consiguiente competencia de precios , medidas que favorezcan y estimulen la recuperación económica  de los sectores agrarios, industriales, comerciales de un país todavía tan rico en recursos naturales y humanos. Es indispensable que la ayuda internacional se vuelque apoyando esta tarea hercúlea, de devolver al país la credibilidad  financiera , la legalidad y la eficacia institucional que ha perdido en estos años de desvarío y locura chavista.  “Por fortuna, Venezuela es uno de los países que cuenta con una naturaleza privilegiada así como con cuadros profesionales, técnicos y empresariales de muy alto nivel. Muchos de ellos tuvieron que exilarse en los años del desorden y el autoritarismo chavista. Pero no hay duda de que buen número está ansioso por regresar y contribuir con su esfuerzo a la redención de su país luego de esta noche siniestra de 17 años” (Vargas Llosa).

Especial aporte femenino

Vargas Llosa en su artículo destaca con razón que aplaudo personalmente el papel jugado por la mujer en la victoria del domingo pasado. “Ante todo la de Lilian Tintori, la esposa de Leopoldo López, a quien las circunstancias sacaron a la calle y empujaron a un activismo político de primer orden con el que nunca soñó. Y es imprescindible también mencionar a María Corina Machado, golpeada y despojada de su curul de diputada de manera arbitraria, que no perdió en ningún momento su entusiasmo ni su compromiso cívico. Para ambas y muchas otras venezolanas tan gallardas como ellas el resultado de las elecciones del domingo ha sido el mejor desagravio”.

El nuevo reto de legitimidad
Considero oportuno ante el gigantesco reto de ayudar a sacar adelante en democracia y desarrollo integral un país que se nos venía desmoronando y arruinando, el recordar una fórmula politológica que propuse a mis alumnos y por escrito en una ´coyuntura´ similar pero que tiene hoy mayor validez y urgencia en la ´crisis´ actual.
La ingobernabilidad genera crisis de legitimidad cuando conjuga dos factores simultáneos: 1) el debilitamiento de la eficacia del gobierno y 2) el debilitamiento del consenso de los ciudadanos. Sin output de eficiencia en las políticas públicas y un input de legitimidad a la hora de los ajustes económicos, la situación desborda a los actores políticos en una arena que se ha denominado "democracia embotellada" (expresión de G. Sartori), en la que "la demanda es fácil y la respuesta es difícil" (N. Bobbio).
En una acertada concepción de Estado -como sigue siendo con algunos matices nuevos- la de Max Weber y Theda Skocpol, la gobernabilidad de un sistema político depende de la legitimidad de dicho sistema. La legitimidad es esencial al ejercicio del poder. Es cuestión fundamental para todo sistema político. Como bien ha dicho Sánchez-Agesta: "No manda quien quiere, sino quien puede, a saber, quien encuentra obediencia". A finales del siglo antepasado, ya Gaetano Mosca advertía, con razón, que "en todas las sociedades discretamente numerosas y con cierto nivel cultural, la clase política no justifica exclusivamente su poder con la sola posesión que de hecho tiene de él, sino que trata de darle al poder una base moral y legal, presentándolo como consecuencia necesaria de las doctrinas y creencias generalmente reconocidas y aceptadas en la sociedad que ella misma dirige" (G. Mosca 1896 Roma Elementi di Scienza política).            
Legitimidad  es la capacidad del sistema para engendrar y mantener la creencia de que las instituciones políticas existentes son las más apropiadas para la sociedad. ”El grado en que los sistemas políticos contemporáneos sean legítimos dependerá en gran medida de las maneras en que hayan resuelto los problemas fundamentales que han dividido históricamente la sociedad"(Lipset). Tratándose de un Estado moderno de Derecho, en forma sencilla defino legitimidad como “el acoplamiento del proceso de mando (llegada al poder y ejercicio del poder) con los grandes principios jurídicos adoptados por la nación” y que están expresamente  consignados en la Constitución Política del país, como expresión de su voluntad colectiva. La fórmula jurídico-racional de Weber es aquí aplicable, sin que por ello caigamos en la ya anacrónica e insostenible posición de identificar, sin más, legalidad con legitimidad.
Pero como el actual Estado de Derecho debe ser también un Estado Social, de acuerdo con las exigencias de un positivismo contemporáneo, hoy exigimos también la eficacia como principio componente de la legitimidad, es decir, "la capacidad efectiva del sistema político para satisfacer las crecientes demandas que le plantea la sociedad"  (García Pelayo, Las transformaciones del Estado contemporáneo, 1977. Citado por Manuel Pastor, Ciencia Política, Madrid, MacGraw-Hill 1989, p. 113).
      Nuestro nuevo gobierno democrático en Venezuela debe juntar legitimidad y eficacia, debe ofrecer resultados positivos frente a los problemas que nos agobian y que venían generando tanto malestar y desencanto político. Los resultados del 6 de diciembre deben ser vistos como consecuencia de la dura quiebra de las expectativas del pueblo venezolano. Habiendo los gobiernos que surgieron del Pacto de Punto Fijo disfrutado por 40 años de ingresos moderados gracias a su renta petrolera, los resultados no aparecieron debidamente o fueron fácilmente reversibles o escamoteados. Los ciudadanos de entonces no sólo castigaron a los gobiernos de turno, sino que un gran sector terminó cuestionando el sistema político vigente, porque perdió credibilidad y surgió el fenómeno Chávez. Hoy con los inmensos recursos petroleros de la era chavista (calculados no ya en millones sino en trillones), los indicadores de crecimiento han sido negativos, los beneficios sociales no se han distribuido equitativamente para reducción de la pobreza y fortalecimiento de una sana clase media. El disenso y descontento popular medido en las urnas reclama una sustitución no solo de inquilino en Miraflores sino de régimen y de modelo socio económico y político diferente del que se quiso imponer y que venía fracasando desde 1989 en los países de la órbita comunista.
Conclusión
Se trata de re-crear la República de Bolívar, modernizando y reformando el actual Estado en su versión ´chavista´, haciéndolo más democrático y menos ideológico, más eficiente y consensuado, asegurando así su gobernabilidad y dotándolo de herramientas que puedan hacerlo más competitivo en medio de los acelerados procesos de integración regional y globalización (de la economía, de la justicia, de la comunicación, de la cultura).Se trata de acercar nuestro sistema político -dos siglos más tarde- al sueño del Libertador de tener ciudadanos, constructores de un sociedad organizada con tres características: "Libertad, Igualdad, JusticiaNo siéndonosposible lograr entre las repúblicas y monarquías lo más perfecto y acabado, evitemos caer en anarquías demagógicas o en tiranías monocráticas” (Simón Bolívar, Carta de Jamaica, 13 de enero de 1815).

enf  15-12-15